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Reto nº 4 - Ciudadanía activa por la igualdad de trato. ¿Qué puedo hacer yo?

Cuando no quiero que me ayude un hombre en el aseo diario.


En la inmensa mayoría de residencias de mayores el número de trabajadoras suele ser abrumadoramente superior al de trabajadores. Esto es así por que tradicionalmente el rol que se le solía asignar a las mujeres era el de cuidadoras, y además, estudios como el de auxiliar de clínica son mayoritariamente realizados por mujeres.

Aunque esta situación poco a poco va cambiando, el número de auxiliares de clínica hombres que trabajan en la residencia de mayores donde yo trabajo es muy escaso, y precisamente por eso, nos encontramos con que hay residentes que rechazan recibir ayuda para su aseo cada mañana por parte de los auxiliares de clínica.

En la página web El Rincón del cuidador dice textualmente:

Por su parte, los hombres que adoptan el papel del cuidador tienen que luchar en muchas ocasiones contra el estereotipo que define que las mujeres ejercen el rol de cuidadora de manera “natural”, ya que tiende a relacionarse con el instinto maternal, mientras que los hombres tienen que hacer “grandes esfuerzos” para ser cuidadores.

Sin que sirva de justificación, hay que pensar que la mayoría de residentes son personas de edad avanzada que recibieron una educación en la que las ideas de igualdad brillaban por su ausencia, y por tanto, no conciben que un hombre pueda asumir el rol de cuidador.

¿Qué podemos hacer para cambiar esta situación?

Primero, debemos desterrar la idea de que porque sean personas mayores ya no hay manera de hacerles cambiar de idea o parecer.

En segundo lugar, hay que armarse de paciencia, ser muy dialogantes, y poco a poco, conseguir que el rechazo que les supone la ayuda de un hombre en el baño vaya disminuyendo.

Una estrategia que permita abordar el problema ante residentes que rechazan severamente recibir ayuda en el momento del aseo por parte de un hombre, sería que una auxiliar que fuera conocida por el/la residente presentara al auxiliar el primer día, y que entre ambos prestasen el servicio. Si fuera necesario habría que repetir varios días seguidos, pero simulando una urgencia por la que la auxiliar deba dejar el servicio quedando el auxiliar finalizando el trabajo. 

De esta manera, si cada día permanece menos tiempo la auxiliar, llegaría un momento en el que finalmente el 100% del servicio lo preste el auxiliar sin el menor problema.

Finalmente, en un ejercicio de introspección, opino que las situaciones de rechazo al cuidado por parte de hombres se irá reduciendo con el tiempo, ya que la educación cada vez tiende a ser más igualitaria, mas inclusiva, pero eso no quita que el camino por andar aún sea largo.

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